viernes, 24 de septiembre de 2010

Golpee con la mano abierta

Las siguientes son maneras en que los padres pueden dar una pequeña zurra, sin que esta se transforme en una paliza:
1- Golpee con la mano abierta, nunca con el puño cerrado ni con un objeto (cinturón, cuchara, regla, cepillo).
2- Golpee sólo en las nalgas o en las manos. No golpee ninguna otra parte del cuerpo.
3- Nunca abofetee a su hijo.
4- Dele sólo un golpe ligero. Más que eso es una paliza.
5- No reaccione a partir de su enojo inicial. Sólo puede usar el castigo físico en el momento en el que usted domina perfectamente sus emociones.
6- Nunca lo golpee más de una vez al día.
7- Nunca utilice el castigo físico como castigo para reprimir comportamientos agresivos, tales como golpear, morder, patear o pelear.
8- Nunca golpee a un bebé ni a un niño de más de diez años.
9- Nunca permita que ninguna otra persona golpee a su hijo, ni hermanos ni hermanas ni abuelos ni tíos ni niñeras.
10- Nunca zarandee a su hijo. Eso puede provocar un daño permanente en el cerebro de un niño. Recientes investigaciones mostraron que es frecuente que las sacudidas provoquen efectos traumáticos. Estos efectos pueden llegar a dañar el cerebro y las vértebras cervicales.

Extracto de "Enseñe a su hijo a comportarse. Aprenda a educarlo con amor desde los dos a los ocho años." Por el 'distinguido psicólogo' Dr Schaefer en 1997.

No sé si me quedo sin palabras, o si tengo tantas palabras que podría escribir hasta 10 post sobre el tema. Vamos poco a poco.

Dice la RAE:
zurra:
(1) Castigo que se da a alguien, especialmente de azotes o golpes.
(4) Contienda, disputa o pendencia pesada, en que algunos suelen quedar maltratados.
paliza:
(1) Serie de golpes dados con un palo o con cualquier otro medio o instrumento.

Afirma el autor, supuesto doctor en psicología, que es mejor azotar o maltratar (zurra) que dar golpes (paliza). Supongo que la matización viene por el punto 1, donde se recomienda no usar instrumentos... De hecho, insiste en el punto 4 en los matices, porque más de un golpe ligero es una paliza. Entiendo que le preocupa mucho la tranquilidad del padre amante que sigue sus consejos y sabe que no está dando una "paliza" a su hijo, sino enseñándole a comportarse con amor.

Digno de enmarcar, resulta también el punto 5, donde recomienda que estés en perfecto dominio de tus emociones antes de pegarle al niño. Es fantástico. Se trata de esperar a que se te pase el subidón y, con la sangre bien fría, entonces ya le pegues. ¿De verdad que un padre en "perfecto dominio de sus emociones" podría querer pegar a su hijo? ¿No hay que estar enfadado, perder el control, no saber expresar lo que queremos con palabras u obcecarnos para acabar pegando a otra persona (que, encima, es chiquitita y muy amada)?

El 6, con la dosis justa de violencia, es casi de chiste. No más de una vez al día. ¿Será para que no se acostumbre el niño? ¿o el padre? ¿o que un azote ya le hace 'comportarse' de la manera prescrita hasta el día siguiente?

Y seguimos con el 7, donde aclara que pegar porque el niño ha pegado no es conveniente. Si no quiere subir al coche cuando nosotros queremos, podemos dar un azote. Si ha pegado a su amiguito, entonces no. Sólo se me ocurre que, para intentar eliminar un comportamiento en un niño, es importante que no vea en sus modelos a seguir ese mismo comportamiento. Entonces, como el niño es medio bobo y no ve la falta de coherencia en nuestros actos a lo largo del día, sino sólo en el instante, no pegamos si él pega... pero sólo entonces. Vaya niños ha tratado este 'distinguido psicólogo', que no se enteran de nada y no son capaces de ver más allá del aquí y ahora.

Respecto a no golpear a los mayores de 10 años, supongo que es por si la devuelven, porque no sé muy bien qué cifra mágica es esa. Podría haber dicho como con lo de los cinturones del coche, algo así como que midan más de 1.35, o pesen más de 35Kg. A partir de esas medidas, el niño puede volverse contra nosotros y, como no podemos pegar por haber pegado... a ver qué hacemos para resolver el problema.

Y llegamos ya al "la maté porque era mía". ¿Esta recomendación es porque mi madre no va a saber igual de bien que yo cuándo y cómo dar una "pequeña zurra" a mi hijo? y, si le hago leerse este libro, ¿le puedo ya dar el carnet de pegador?

Termina el decálogo de los horrores con el toque pseudo-científico que todo padre ávido de recetas mágicas para domesticar a sus hijos necesita. El decálogo, como por cierto el resto del libro, tiene cero respaldo científico (y ético y legal...). Sin embargo, al citar aquí una investigación sobre los daños cerebrales o en las vértebras, se recubre todo lo anterior de una pátina que induce al lector a pensar que, si un Doctor en Psicología bien Distinguido lo recomienda, pues será que hay un respaldo científico detrás.

Qué penita, señor, qué penita.

2 comentarios:

  1. hola,

    acabo de descubrir tu blog y me ha encantado, basicamente porque es dificil encontrar pensonas que piensen en la misma línea y sobre todo porque siento la misma incomprensión hacia los mismos temas. Enhorabuena por tu blog, ánimo y aquí tienes una nueva persona con la que compartir tus experiencias.

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  2. ¡Gracias por sintonizarme! Espero que pronto se enciendan discusiones y podamos ir profundizando en los temas entre todos.

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