domingo, 22 de abril de 2012

¿A qué se dedican los profesores de universidad?

Este cuatrimestre no doy clase. Sí, soy profesora en una universidad. Y durante todo este cuatrimestre no doy una sola hora de clase. Y me pagan. Todos los meses. Y no siento que esté estafando a ningún contribuyente. Sé que es difícil de comprender, pero es que el cuatrimestre pasado dí el doble. Una maratón docente. Eso sí: prácticamente no hice nada más que dar clase. ¿Y qué hago ahora?

Mi universidad no ha puesto en mi carnet que yo sea profesor. Eso lo digo para no parecer repipi, porque lo que pone en el carnet es PDI=Personal Docente e Investigador. Cómo se reparten la D (docencia) y la I (investigación) depende mucho de cada puesto y de cada departamento y, para lo bueno y para lo malo, de cada uno. Con el tipo de puesto que tengo, la ley indica que tengo que impartir, como máximo, 8 horas por semana de clase. Esas son las horas en las que físicamente estoy en un aula rodeada de alumnos. Además, tengo 6 horas de tutorías que tengo que estar en mi despacho a disposición de cualquier alumno que tenga una duda. Suman 14. Hasta 37.5, me quedan 23.5 horas "libres". Aunque cada gremio es un mundo, dejadme que os cuente someramente qué hago con todas esas horas para que se entienda mejor cuando en los periódicos hablan de la dedicación del profesorado universitario.

En primer lugar, mi docencia es en Informática. Sólo por la rápida evolución de la disciplina, el número de horas que dedicamos a ponernos al día es simplemente inmedible. Por mucho que tu asignatura no tenga que ver con, por ejemplo, sistemas operativos, el laboratorio donde haces las prácticas y los portátiles de los alumnos, van a venir cada 2 años con un algo que desconoces. Yo uso habitualmente un Mac, un PC con Linux y un PC con Windows. Cada vez que cacharreo en alguno de esos tres, me estoy poniendo al día y aprendiendo. Esto sucede cuando preparo clases, cuando escribo un correo a mi familia o cuando pongo a mi hijo un juego en el ordenador. Cacharreando con unos y con otros voy aprendiendo (no ya sé las veces que me he cargado los ordenadores de casa y he reinstalado cosas y he recuperado información y he puesto la última versión de tal o cual. Y sigo pensando que no sé suficiente...).

Poned la cifra que queráis en "actualización de conocimientos".

En segundo lugar, soy una inconformista y siempre creo que la manera en que he contado un determinado concepto este año puede ser mejorada. Así, soy incapaz de funcionar con unas transparencias que preparo un curso y proyecto año tras año. Me ajusto mejor a la pizarra y la tiza. Ahí puedo reaccionar a las caras de mis alumnos, a sus dificultades (que son distintas a las del curso anterior), al calendario (que suele tener fiestas todos los lunes y coincide con el mismo grupo de teoría que se me va quedando retrasado del resto). Libretas con anotaciones en los márgenes en los que escribo y sobreescribo curso tras curso con ideas y cambios respecto al año anterior me ayudan a preparar esas clases que, aún en su quinta edición (tras cinco años repitiendo un mismo "rollo"), soy capaz de volver a dar la vuelta para probar otra manera de comunicar un concepto. Antes de cada clase, repaso mi libreta, miro los ejercicios que recomiendan en alguno de los libros que han salido últimamente, decido si cambiar el que había pensado por este otro... Al final, en mi pizarra, acabo también improvisando algo porque la realimentación de mis alumnos es fundamental a la hora de acelerar o frenar.

Además de las clases propiamente dichas de papel y pizarra, tengo clases de laboratorio (con 20 ordenadores en marcha y cada alumno equivocándose en un lugar diferente y pidiendo ayuda). Ahí sí que reconozco que no es lo mismo dar en primero que en tercero o cuarto. De las de primero salgo literalmente sudando. ¡La de cosas que pueden salirles mal a los novatos! La facilidad extrema del copiar-pegar en informática, nos hace tener que cambiar cada año los enunciados, las correcciones, y el control sobre las copias ilícitas. Es dificilísimo convencer a los alumnos de que una práctica a mitad del cuatrimestre que vale 0.5 puntos sobre la nota final no merece ser copiada. Que es un favor que les hacemos para que puedan aprender poco a poco. Que no lo hacemos porque nos guste corregir. De hecho, corregir 80 prácticas de laboratorio es una de las cosas más tediosas de mi trabajo. De hecho, dedicar tanto tiempo a revisar el detector de copias automático, mirar los ejercicios que el detector considera iguales, hablar con el compañero que da clase al otro chaval implicado, hablar con los chavales, explicar el cero con asterisco... es uno de los momentos en los que sí que siento que estoy "perdiendo" el tiempo. Aunque sepa que es mi trabajo y que, si no lo hiciera, estaría siendo injusta con todos los alumnos que sí han hecho las cosas bien.

Preparación de clases, reuniones de coordinación con otros profesores, redacción y corrección de prácticas, redacción y corrección de exámenes, etc. Poned otra cifra en "tareas de docencia fuera del aula".

En tercer lugar, las ingenierías tienen una asignatura obligatoria donde tienen que hacer un proyecto final de carrera (y los máster añaden ahora el trabajo de fin de máster). Ahí, los alumnos tienen que demostrar que son capaces de integrar los conocimientos de las distintas materias de sus estudios. Por supuesto, el director de ese proyecto tiene que tenerlos integrados y, cada vez que un alumno mio presenta su proyecto, añado a mi lista de "actualización de conocimientos" unas cuantas cosas. Esta actividad necesita una cantidad de horas muy variable y dependiente del alumno en cuestión. Hay alumnos que pasan cada semana/quincena por el despacho totalmente despistados y necesitan un par de horas de dedicación, y hay alumnos que aparecen una vez al mes con resultados razonables y con 1 hora están listos para volver a desaparecer durante un mes. La que no falla es la de la redacción de la memoria: ahí sí que toca devolver el primer capítulo con un "vuelve a escribir esto", el segundo intento totalmente garabateado y con tachones y ya, el tercero, con un "bueno, vale, sigue con el siguiente capítulo". Es increible la poca costumbre que tienen de redactar y lo mal que lo hacen en general.

Como esto de las becas de investigación, de las plazas de profesor y, por lo tanto, de los doctorados está de capa caída, no tengo alumnos de doctorado que sumar en este apartado de "dirección de trabajos".

La suma de lo anterior, que ya veis que son bastantes más de 8h/semana, son mis tareas de Docencia, la D de mi puesto de PDI. Sigo ahora con la I.

Yo tengo claro que tengo vocación investigadora y que me gusta sentarme a pensar y a discutir sobre problemas de los que no se conoce aún la solución. Mi trabajo está en algún lugar a caballo entre las matemáticas y la informática. Si bien las aplicaciones prácticas no son inmediatas, estoy justo en el punto anterior: no se aplica hoy, pero podría ser interesante para una empresa pasado-mañana. Mi tareas de investigación son medidas por mi universidad en función de varios apartados: captación de financiación (proyectos y contratos que traigan dinero a la universidad), publicaciones en revistas (no vale la gaceta parroquial; miran la calidad de la revista en función de cuánta gente la lee o cita sus artículos), participación en congresos (también separando los pata-negra de los que no), y varias cosillas más.

Para conseguir financiación hay que estar en un equipo de trabajo (prácticamente nadie trabaja solo en esto). Con ese equipo hay que reunirse para investigar: sentarse con tiempo por delante, y dedicar algunas mañanas a leer los artículos de otros equipos que trabajan en cosas parecidas, otras a plantear hipótesis, otras a discutir y desarrollar ideas, otras a programar los experimentos, otras a revisar los resultados de los experimentos, otras a redactar una versión de 12 páginas con todo lo anterior, y otras a revisar los comentarios de los revisores, que dicen que por qué hemos tomado esto y no lo otro. (Más o menos esto es el proceso de publicación.)

Cuando un trabajo va a congreso, hay que preparar unas transparencias, ensayar 2 ó 3 veces el discurso para que salga en los 14 minutos exactos que la organización pide, bloquear la agenda de la pareja, la canguro y demás implicados en las fechas clave para poder ausentarse de casa 3-5 días. Si se tienen las 8h de clase, hay que ver si un compañero puede hacer la sustitución ("te-debo-una-ya-me-dirás-cuándo") o si cambiar la hora con los alumnos ("y-de-dos-a-cuatro-qué-os-parece"). A diferencia de la mayoría de empresas que yo conozco, ir a un congreso exige montar temporalmente tu propia agencia de viajes: te reservas el hotel, buscas el avión, miras si hay que coger un tren desde el aeropuerto, cuadras fechas, tiras al más barato y lo pagas todo con tu propia tarjeta de crédito. Como esto sucede 1-2 meses antes del congreso y, dependiendo de la uni, cobras 2-3 meses después de la celebración, en épocas altas de congresos, yo he llegado a tener del orden de 1000 euros sistemáticamente adelantados a mi universidad. Cuando recuperaba en mi cuenta un adelanto, ya estaba pagando yo la inscripción y el billete del siguiente congreso. Eso sí, casi siempre se recupera casi todo (no siempre y no todo, que hay algunas fuentes de financiación cutres que dicen que no puedes coger un taxi y te ves aterrizando en Munich a las 20h --era el billete más barato-- a 15 min en taxi de tu hotel --qué caros son los taxis en Alemania-- debatiéndote entre volver a sustentar con tu propio dinero la investigación del país o echar 1 hora en autobuses.)

En mi gremio añadimos a los viajes de congreso las estancias de investigación. Yo siempre digo que somos "trabajadores sociales", porque nos gusta juntarnos equipos de 4-15 personas --mi cuñado lo llama con gracia "reunión de listos"--. En esas reuniones hacemos lo mismo que con el equipo de trabajo más estable pero con gente de distintos paises. Eso nos permite atacar nuevos problemas o avanzar en uno que ya tenemos a medias de una manera más cómoda que el email y las teleconferencias, que acaban siendo un rollo porque "¿tú ves el mismo punto rojo que yo? ¿pero dónde está el punto? Espera, que parece que skype se ha frito y no me refresca el punto rojo". Cuando uno juega de visitante, el proceso de arreglos familiares y docentes, hotel y adelanto de pasta es similar al de un congreso. Cuando juega de local, la cosa se complica porque mantiene sus obligaciones familiares y docentes pero corre de un lado a otro de la ciudad recogiendo visitantes, acompañándolos a cenar, dándoles un paseo por la ciudad a última hora (dios, la canguro, ¿se habrá acordado de darle el apiretal a la peque?) o resolviendo su problema con el hotel, que ahora dice que cuál es el CIF para la factura.

Por último, cuando uno lleva unos años mandando artículos para su revisión en revistas y proyectos para su revisión en ministerios y similares, resulta que se convierte en "los del otro lado". Las revistas le piden revisiones (gratis, por supuesto), el ministerio pide revisiones (gratis, por supuesto) y, como anécdota curiosa, el otro día el ministerio de educación griego me pidió participar en la evaluación de sus proyectos de investigación (gratis, por supuesto).

Como véis, medir la I es bastante difícil, porque las hipótesis y los contraejemplos no le vienen a uno a la cabeza necesariamente en ese rato que se sentó con sus coautores. Puede ser en la ducha, puede ser en el parque, puede ser en el tren. En los viajes y congresos, pues no sé si habría que contar las 18-20 horas que uno no duerme (solemos dormir de menos). Es que, realmente somos un poco frikis y, aunque también tenemos ratos tontos donde nos reimos y hablamos de nuestras cosas durante la cena, somos capaces de estar con una copa de vino discutiendo el problema de esta tarde en una servilleta de bar anotando cosas que mañana miramos o, si quieres, tengo aquí el portátil.

Y después de este post tan largo, os comunico que no he entrado en la G, que no aparece en mi denominación, pero que es una carga no despreciable de mi tiempo: La G de gestión incluye cargos en la universidad, dirección de equipos de trabajo, dirección de contratos con empresas, elaboraciones de planes de estudio, comisiones de doctorado, máster o grado, etc. Pero creo que con la I+D ya doy una foto más realista de lo que hacemos cuando no estamos en el aula, que parece ser lo único que miden los periodistas hablando de esas 8h/semana.