jueves, 2 de octubre de 2014

See you later, Ferran

The day when I presented my PhD, my mother approached Ferran and said: "Thanks for everything, Ferran. Thanks for being like a father to her."

They just called to tell me that my scientific father, my advisor, has died. I write this still in shock, when my thoughts go through so many moments of advice, meetings, laughter and travels around the world, of encounters and differences, of learning and imitation. I have repeated so many times "Let me quote Ferran…", "we have to ask Ferran", or "what would Ferran say?". Many times after finishing my thesis I looked at a paper before submitting it with "Ferran's eyes", looking at what he would have to say on it.

He had many scientific children. We all admired him and will miss the emergency calls to which, unfailingly, he answered with a calm "digueu-me?" that made ​​you think that whatever the problem was, it would be solved.

Ferran was that person that, when you entered the restaurant, the waiter identified without hesitation as the one that should be offered the wine-tasting. The father that gathered us in Barcelona from time to time to give us that push that we needed.

Many times I have said that you cannot have a "former" PhD advisor.  Because your advisor is forever. Forever, Ferran. I'm sending you a kiss to wherever you are.

Hasta luego, Ferran

El día que leí la tesis, mi madre se acercó a Ferran y le dijo: "Gracias por todo, Ferran. Gracias por haber hecho igual que un padre con ella."

Acaban de llamarme para decirme que mi padre científico, mi director de tesis, ha muerto. Escribo esto aún en estado de shock, cuando pasan por mi cabeza tantos momentos de consejos, de reuniones, de risas y de viajes por el mundo, de encuentros y desencuentros, de aprender y de imitar. Cuántas veces he repetido "como diría Ferran…", "eso hay que preguntarlo a Ferran", o "¿qué diría Ferran?". Cuántas veces después de acabar mi tesis he mirado un artículo antes de enviarlo a publicar con "ojos de Ferran", buscando qué diría él que le falta o le sobra.

Somos muchos sus hijos científicos. Muchos los que lo admiramos y que echaremos de menos esa llamada de urgencia a la que, indefectiblemente, contestaba con un sereno "Digueu-me?" que ya te hacía pensar que el problema se iba a resolver.

Ferran era esa persona que, cuando ibas a cenar con un grupo, el camarero identificaba sin dudarlo como el que prueba el vino. El pater-familia que nos congregaba en Barcelona cada cierto tiempo para darnos ese empujón que nos hacía falta.

Cuántas veces he dicho lo de que uno no puede tener un ex-director de tesis, que cuando uno lo es, lo es para siempre. Para siempre, Ferran. Un beso allá donde estés.

martes, 17 de junio de 2014

Correlación y causalidad (por si aún alguien duda)

Y, por enésima vez, alguien grita: "¡Correlación no implica causalidad!" 

Y, por enésima vez, esos dos palabros hacen que muchos miren para otro lado porque "ya están los matemáticos dando la vara".

Voy a intentar ponerlo en castellano con ayuda de esta página: Spurious correlations

Si miráis los gráficos, veréis cómo en cada uno aparecen dos curvas similares. En una vemos cómo ha evolucionado un determinado suceso (p.ej. el número de suicidios por ahorcamiento, asfixia y estrangulamiento), y en la otra cómo ha evolucionado otro suceso (p.ej. el gasto de USA en ciencia, espacio y tecnología). La gracia de esta página es justamente lo absurdo de esas parejas. Creo que nadie en su sano juicio afirmaría que subir el gasto en ciencia provoque suicidios. Ni que los suicidios provoquen que el gobierno de USA gaste más en ciencia, ¿verdad?

Pues esa es justo la trampa de la que hablo hoy: de que abusamos de nuestro sano juicio y, cada vez que vemos que dos curvas se parecen, usamos nuestro sano juicio para inventarnos qué causa qué. Los humanos somos fantásticos estableciendo este tipo de conexiones y, sin ellas, no seríamos los animales racionales que somos. Mi hijo de 9 meses pasa el día buscando estas conexiones y repite una y otra vez "tiro la cuchara -> la cuchara cae". Si pintamos la curva del número de tiradas de cuchara en un día y el número de veces que la cuchara cae, lo que nos salen son dos curvas superpuestas una encima de la otra. Un matemático diría que están correlacionadas

Según el diccionario de la RAE, correlación tiene en matemáticas la acepción de: 
4. f. Mat. Medida de la dependencia existente entre variantes aleatorias.
Y entonces es cuando la liamos, porque dependencia implica una subordinación de una cosa a la otra.

La correlación que encuentra mi hijo entre "tirar cuchara" y "caer cuchara", cumple con la definición de la RAE, y esa búsqueda de relaciones causa-efecto (y ya hemos llegado al segundo palabro del título, la causalidad), le permite entender el mundo que le rodea. Aquí, la correlación sí que implica una causalidad: "la cuchara se cae porque la tiro".

La correlación que aparece en la página que os enlacé más arriba, entre suicidios y gasto… ¿qué dependencia establece? ¿existe una relación de causalidad? Aparentemente y según el sentido común dicta, no. En absoluto. Pero para estar seguros de si la hay o no, tendríamos que seguir estudiando esos dos fenómenos. Por ejemplo, podríamos hacer experimentos subiendo o bajando el gasto en una zona del país y viendo si hay más o menos suicidios. O promover un grupo con más suicidios (!) y ver si sube el gasto en esa zona… Aunque vemos que existe una correlación, intuimos que no hay causalidad. Pero no tenemos la certeza de que así sea. 

Si el ejemplo anterior está claro, nadie debería entonces dudar de que muchos estudios supuestamente científicos (y la gran mayoría de los titulares de prensa que les suceden) leen más en los datos de lo que realmente se puede leer. 

Pongo un ejemplo que tengo clavado como una astilla desde 2009, cuando en el metro de Nueva York había carteles que decían que los niños que hacen deporte se meten menos en drogas y animaba a los padres a llevar a sus hijos a hacer deporte. No ponía la fuente del estudio y no llegué a buscarlo. Aún sin mirar los datos, me creo la correlación entre las dos cosas. Suena la mar de razonable que, si el viernes estás de fiesta esnifando coca, el sábado por la mañana no vas al partido. Y que si el sábado estás en el partido, la noche anterior no estabas drogándote. OK. Hay una correlación entre "ausencia de drogas" y "practicar deporte". Ahora vamos a la "causalidad": ¿es primero la gallina o el huevo? ¿los que hacen deporte se ven animados a no meterse en drogas? ¿o los que no se meten en drogas se ven animados a hacer deporte? Apuesto a que fue el sentido común y no un estudio el que pensó que la primera es más razonable: hago deporte -> no me meto en drogas. Dejando los tecnicismos a un lado, hasta que uno no toma un grupo de chavales y pone a unos cuantos a hacer deporte y a otros a no hacerlo y luego mira si unos y otros se meten más o menos en drogas, no puede hablar de causalidad. Lo que no creo es que hayan encontrado un grupo de padres que se presten a que sus hijos sean "obligados" a no hacer deporte para ver si efectivamente se dan a las drogas. Así que, por razonable que me parezca la suposición, no tengo la absoluta certeza de que estas dos cosas estén más relacionadas que los suicidios y el gasto. No tengo más certeza que la que dicta mi sentido común, que no es poco; pero no es todo.

Por lo tanto, mi humilde recomendación cuando uno lee sobre estudios que concluyen que existe una relación de causa-efecto (o causalidad), es que se mire bien la letra pequeña con esta frase resonando de fondo:
"Correlación no implica causalidad"

Esta entrada participa en la Edición 5.5: Ronald Fisher del Carnaval de Matemáticas cuyo anfitrión es pimedios.


jueves, 1 de mayo de 2014

Conciliación familiar

Hoy veo en twitter que han salido en la tele padres pidiendo que los coles abran por la tarde para que los niños hagan allí los deberes. Cuando ambos trabajan, el colegio de 9 a 14 es matador. ¿Quién trabaja menos de 5 horas al día? Entonces ponemos el programa de madrugadores (para entrar a las 7), ponemos comedor (para salir a las 15), permanencia (alargando a las 16), extraescolares (hasta las 17) y ya salen las cuentas: 8h de trabajo, 1h para comer y 1h más para desplazamientos cubiertas. A eso se le llama "conciliación familiar". El término está muy bien buscado, porque hace que uno se sienta más tranquilo. Lo hace por la familia.

Y yo me vuelvo a acordar de mi hermana, madre trabajadora con 4 hijos, que un día me decía: "intenta subcontratar aquellas tareas sin valor añadido para los niños". La filosofía de fondo es eliminar canguros, extraescolares, comedores o cualquier otro gasto que aporte menos al niño que estar contigo y dedicar ese dinero a lo que no les aporta nada a ellos como reducir jornada laboral, contratar a alguien para ayudar en casa o, simplemente, apretarse el cinturón un poco más. ¿Aporta más a mi hijo la PSP y 3 juegos en Navidad que pasar las tardes conmigo? ¿El viaje de cuatro días a Disneyland que ir al parque? ¿la colección de cromos que, tacita a tacita, sale por un pico?

Es la política contraria a la "oficial", que anuncia la ampliación de horarios o más plazas de guarderías como una conquista por la "conciliación familiar".

Para mi, la conciliación familiar es poder hacer parte de mi trabajo desde casa, o reducir ligeramente el horario laboral, o un calendario laboral más flexible (Julio sigue teniendo 31 días de vacaciones escolares) o la reducción de la cuota de la seguridad social de la persona que contrato para que me ayude en casa, o -mira qué cosa- poder hacer la compra del súper on-line a las diez de la noche, cuando ya se han dormido. Mercadona on-line y Amazon son mis grandes aliados para poder hacer planes con ellos los sábados, pero ningún gobierno apoyaría "portes gratis" como medida de conciliación. No. Mejor un cheque-guardería.

Para mi, la conciliación familiar no son las guarderías abiertas 12 meses al año, ni las permanencias en los centros escolares, ni los campamentos de verano. Conciliar el trabajo con la familia no es subcontratar el cuidado de los hijos para poder trabajar. Ni dejar de trabajar porque se tengan hijos (a la alemana). Es facilitar ese delicado equilibrio que permite acomodar el cuidado de los hijos con el trabajo. Es facilitar, como decía mi hermana, que uno pueda subcontratar las tareas sin valor añadido para ellos.

La próxima vez que oigas en los medios "conciliación", presta atención y apuesto 9 contra 1 a que anuncian una medida más para que alguien que no eres tú se ocupe de tus hijos.