martes, 26 de abril de 2011

Conciliación

Hace unos meses tuve un congreso en Aveiro, en Portugal. Tras mandar la cartilla de vacunación y el DNI de mi bebé lactante, aparecí allí una mañana, dejé a mi niña en la guardería de la universidad y me fui a trabajar. Cuando la nena tenía hambre, las cuidadoras me llamaban para que fuera a por ella. En una sala de lactancia (pequeña, pero correcta) coincidía algunas veces con una chica española a la que, al haber nacido su hijo allí y no haber conocido más que eso, le parecía lo normal ir tan tranquila a trabajar. Se separaba de su bebé las horas estrictamente necesarias y mantenía con naturalidad una lactancia de, entonces, 8 preciosos meses.

No sé si en Portugal tienen o han tenido tanta política y tanto ministerio y tanto soniquete de igualdad como en España. Ni lo sé, y -como dice mi sobrina- ni falta que me importa. Lo que sé es que tengo que ir en breve a trabajar 3 días a Madrid. A un organismo dependiente del Ministerio de Educación. Les he preguntado ayer por teléfono si tenían guardería propia, o cerca, o en otro Ministerio porque voy con un bebé lactante. Mi contacto (un hombre, por cierto), me dice que me llamarán con la respuesta, pero que nunca se les ha dado "el caso". Una vez identificada una madre con bebé lactante como "un caso", me llaman del Ministerio hoy (una mujer, por cierto) para aclarar que, por supuesto, ni hay guardería, ni ellos cubrirían ese cargo, por lo que me insta a que tome rápidamente la decisión de si puedo ir o no para llamar a mi sustituto. Entonces, yo le aclaro que sólo quería saber si me iban a poner fácil o difícil la conciliación y que no llamen a nadie porque soy una persona con recursos, y no "un caso", y que nunca pensé que me fueran a pagar el gasto de guardería (Dios me libre). Le explico que ya he lanzado a mis conocidos madrileños el aviso de que estoy buscando un canguro que pueda quedarse con la niña durante las horas en las que tengo que trabajar. Le explico que sé de qué va esto de las políticas de conciliación en este país cuando se llevan a la práctica: Búscate la vida.

A todo esto, no he conseguido que ninguno de mis dos contactos ministeriales me aclare, en el horario de 9 a 19 que nos han indicado para esos días, a qué hora comemos y cuánto tiempo tenemos en ese hueco. ¿Será que en el Ministerio trabajan 10h/día? ¿o que nunca nadie pensó en sustituir las 2h de la comida con café, copa y puro para escaparse a conciliar con su bebé?

5 comentarios:

  1. Me llama la atención que mencionéis a Portugal. Porque siempre hablamos de países "ideales" como Noruega o Suecia, pero que Portugal, tan pobre o más que nosotros, tenga políticas de conciliación mejores que las de España me deja boquiabierta.
    ¿Qué es lo que está pasando en España?

    ResponderEliminar
  2. Para que luego se crea España más avanzada que Portugal, en fin.

    ResponderEliminar
  3. Mis colegas portugueses afirman que lo de Aveiro es una isla en ese sentido y que ha sido una apuesta nacional por descentralizar las universidades. Tienen un campus espectacular y esta guarde está en consonancia. Desconozco cómo funcionan otras, ojo, que igual están peor que nosotros... aunque lo dudo.

    Aprovecho para decir que ya he vuelto de Madrid y que ha funcionado fenomenal el arreglo extra-ministerial con otra guardería sensible que me ha acogido a la bebé por tres días. Eso sí: otro pastón en la matrícula. Voy a tener que repetir el recorrido el próximo año para amortizar tanto gasto fijo de matrícula, porque esto de conciliar, además de jodido, ¡es bastante caro!

    ¡Ah! y otro apunte: Voy en breve a otro congreso y uno de los organizadores me ha conseguido el mismo acuerdo en otra guarde cercana a la sede. Seguimos consiguiendo sensibilizar al personal. ¡Yupi!

    ResponderEliminar
  4. Una triste pero real descripción de lo que es la conciliación en este país. REalmente, "búscate la vida" es la mejor definición

    ResponderEliminar
  5. Felicidades. Con tu imaginación para llamar y pedir cosas que otras madres piensan que son imposibles nos abres camino. También soy profe de Universidad y mamá y, aunque mi bebé lactante es un poco mayor (quince meses), voy a seguir tu ejemplo, simplemente no se me hubiera ocurrido. Mi solución ha sido que el papá deje de trabajar y me acompañen los dos a todos los viajes.

    ResponderEliminar