sábado, 16 de julio de 2011

Estimulación temprana

Me está gustando mucho un libro de Alison Gopnik, "How babies think", porque me está haciendo entender muchas cosas sobre el desarrollo de la mente de los bebés. Tenía como 10 páginas marcadas con temas para repensar y releer, cuando he llegado a una página que me ha hecho sentarme inmediatamente a escribir aquí. Traduzco del original como buenamente puedo cuando habla de los padres y la preocupación por la estimulación temprana de los bebés:

Uno de los beneficios de conocer la ciencia es adquirir un escepticismo que nos protege. Ese conocimiento debería hacernos sospechar de cualquier empresa que vende una leche que hace a los niños más inteligentes o que aprendan mejor, de los bits de inteligencia, de la música de Mozart o de los centros de estimulación temprana. Todo lo que sabemos [n. de la t.:los neurocientíficos] sobre los bebés sugiere que estas intervenciones artificiales son, con suerte, inútiles y, a lo peor, distracciones de la interacción normal entre los adultos y los bebés. Los bebés ya son tan inteligentes como pueden ser, saben lo que tienen que saber, y son muy eficaces y selectivos consiguiendo la información que necesitan. Están diseñados para aprender del mundo real que les rodea, y aprenden jugando con las cosas en ese mundo, sobre todo con la gente que les quiere. Una de las ventajas de conocer la ciencia es que nos inmuniza de la pseudociencia.


¿Y da la ciencia algún consejo? El consejo más importante es que los padres y adultos en general necesitan tener el tiempo y la energía para ejercitar su habilidad natural para ayudar a los bebés a aprender. Una cosa que la ciencia dice es que la naturaleza nos ha diseñado para enseñar a los bebés tanto como ha diseñado a los bebés para aprender. [...]


[...] Los niños han sufrido un decremento en los bienes que les son más preciados: tiempo con adultos, energía y compañía. El trabajo de crianza que hombres, mujeres y familiares hacían hace 100 años, y que las mujeres hacían hace 30, tiene que hacerse de alguna manera y por alguien. La moraleja científica es que no necesitamos expertos que nos digan qué hacer con nuestros niños. Lo que necesitamos es tiempo y lugar y oportunidades para hacer lo que haríamos en cualquier caso, y eso es lo que estamos perdiendo.

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