domingo, 17 de marzo de 2013

¿Educación diferenciada o sexismo?

El tema que me ocupa hoy es uno del que aún no tengo una opinión definida: La educación diferenciada.

Como tantos otros de mi generación, fui a un colegio de educación diferenciada hasta los 14 años. No lo viví de manera traumática. No tuve problemas para relacionarme con amigos y primos en toda esa etapa, ni para pasar en el instituto a un aula mixta. Pero este es mi caso particular y a nadie le interesa, perdonad.

He leído estudios y artículos defendiendo la educación mixta, y he leído también sobre las ventajas de la educación diferenciada. En ambos hay puntos que me gustan, que entiendo y que mi sentido común  me dice que son muy razonables. Veo que se puede aprovechar la diferenciación para adaptarse a los distintos ritmos de maduración. Veo que se pueden evitar actitudes en el aula provenientes del "pavo incipiente" cuando nadie del otro sexo me está viendo. Y, por otra parte, veo que una convivencia sana entre ambos sexos se consigue justo con esa convivencia, no evitándola. No sé si en esta indefinición, mi modelo sería una mezcla donde, igual que ellos hacen de manera natural en el patio, se les separase sólo en algunas actividades o sólo en algunos momentos de su desarrollo, para sacar partido a las ventajas de ambos modelos.

Si te preguntas si estoy escribiendo esta entrada para contar un "sólo sé que no sé nada", la verdad es que no. Que vengo otra vez a desahogarme: Ayer estuve escuchando a un profesor de secundaria con mucha experiencia hacer una defensa de la educación diferenciada que, hasta a mi que ya digo que tengo mis dudas, me hizo poner los pelos de punta. Comenzó hablando de cómo el corregir una redacción de, pongamos, Pepe justo después de la de, pongamos, Silvia, perjudica enormemente a Pepe, que es desordenado y tiene mala caligrafía y no usa lápices de colores. Mi costillo, que tiene los apuntes de la carrera limpios, con una caligrafía perfecta y subrayados con colores, se revolvía en el asiento. Y yo sólo me preguntaba: ¿en un colegio de sólo chicos no les piden que sean limpios y ordenados en sus trabajos? Pero todavía no había llegado mi parte, la del ejemplo en el que Silvia sale perjudicada por estar en un aula mixta. Este ejemplo fue -creedme- el siguiente: Y vas a un aula a contar ecuaciones por primera vez. Y las chicas te miran perdidas. Y dices, "Pepe, ¿me has entendido?". Y Pepe dice: "¡A la primera!". Ahora era yo la que se revolvía en la silla y tuvo que salir a por una botella de agua. Volví a la sala, lo reconozco. Y en el turno de preguntas le dí una segunda oportunidad que, esta vez aprovechó mejor, para argumentar sobre la educación diferenciada.

Me quedo pensando qué pasa cuando un profesor espera de sus alumnas que no entiendan las matemáticas (que no son pocos), o qué pasa cuando un profesor espera de sus alumnos que sean sucios en sus trabajos (que no son pocos). Las expectativas que un profesor tiene de un alumno, igual que las de los padres, tienden a cumplirse. De manera implícita o inconsciente les marcamos un camino: "eres un trasto", o "qué bien te portas", o "esto no lo entenderás", o "qué trabajador eres". Todos nuestros juicios, expresados delante de ellos o no, tienden a hacerse realidad en mayor o menor medida. ¡Y cuánto daño pueden hacer los juicios que este señor se atrevía a hacer sin disimulo delante de la audiencia! La cosa es que, tanto en educación diferenciada como en mixta, te puedes encontrar este perfil, con lo que me queda sólo la anécdota, la reflexión y la duda: ¿Diferenciada? ¿Mixta?

2 comentarios:

  1. ¿Diferenciada o mixta? Son dos modelos, para unos padres mixta es lo mejor y para otros, como yo, diferenciada es la mejor. Ambos tendremos razones para uno u otro. Pero lo importante, es cada uno podamos elegir libremente el consideremos mejor para nuestros hijos. Porque debe existir pluralidad en la educación para que cada padre podamos elegir.

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  2. Un artículo muy interesante, sobre un tema polémico. Desde mi punto de vista, las ventajas e inconvenientes (que de ambos hay) de diferencias por sexo, son similares a las de diferenciar, por ejemplo, por rendimiento académico. El gran problema es el de las expectativas autocumplidas, como ya se apunta en el post. Mi opinión es que la mejor solución es la educación integrada: eso si, con la flexibilidad suficiente. Debería ser más sencillo diseñar algunas horas semanales dedicadas a los alumnos con problemas de aprendizaje, o a los de altas capacidades o ... dentro de los propios centros.

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