Pues sí, la frase acabó como estáis pensando todos.
Son las 12 del sábado. Recojo al enano del tenis y estamos en la puerta del club, que está en una rotonda de dos carriles. El carril que pega al club está saturado de coches parados dejando o recogiendo niños. Un todoterreno de esos bien chulos, de los que hay que bajar haciendo rápel, para en el carril interior de la rotonda bloqueándola (otro que tiene la promesa de no andar más de un metro; hay mil sitios para aparcar bien). Suena como un trueno: "¡Vete a tomar por culo!". Me giro y veo que se baja una niña de unos 8-10 años lentamente. Con gafotas. Algo rellenita. Miro con algo más de atención y veo que en el coche sólo queda un enorme señor apuntando con el brazo entero hacia el club. La niña cierra la puerta del coche con poca energía y avanza entre los coches parados hacia la puerta. El todoterreno sigue adelante en un alarde de potencia (no hay nadie en el paso de peatones, menos mal).
Llevo dos días pensando en esa niña. Porque tenía ese aire que inspira un poquito de pena en un adulto. Ese aire que despierta la crueldad del rey del patio, el que roba las meriendas. En mi cabeza, cada día le roban la merienda y ella no lo cuenta en casa. En mi cabeza, el energúmeno del todoterreno le contestaría: "Tú es que eres tonta". Y ella lo sabe.
Ojalá sólo le estén robando la merienda en mi cabeza.
Un todoterreno de esos bien chulos, de los que hay que bajar haciendo rápel (...)
ResponderEliminarCon eso está todo dicho.
Me gusta tu reflexión. Me gusta como captas la situación, y me gusta lo que se despierta dentro de tí, que te afecte. Ojalá mucha gente observase tan sensiblemente su entorno y reflexionase sobre él. Creo que todos conocemos situaciones como la que describes, familias y niños así. A mí me pasa a menudo, tal vez todos los dias cuando recojo o llevo a mi hija al colegio, que se presente una situación que me hace reflexionar, sobre la familia, el trato entre la personas. Una situación del estilo que describes. Y cada vez me monto una historia, de como es esa familia, como su día a día, y a menudo son historias tristes que me tejo. ¿Son prejuicios? Intento no juzgar sino desde la comprensión encontrar lo que le lleva a un padre/ una madre a hablar de tal manera a su hijo, a tratarle asi. A su hijo, al que se supone que quiere incondicionalmente. Y la mayoría de las veces termino mis reflexiones pensando que tal vez a ese padre/ esa madre le trataron igual cuando fueron niños y desgraciadamente no tienen herramientas para terminar ese círculo de repetir patrones de comportamiento una y otra vez. Y muchas veces pienso, lo impotante que sería que en los primeros años del colegio tratasen los sentimientos de los niños, porque es más importante en cualquier persona, pero sobre todo en niños, pequeños, es la base de su vida. nada más importa. Si no estoy bien, como voy a encontrar placer en contar hasta cien, escribir lo que quiero apuntar y pintar lo que he hecho el fin de semana. Y si no estoy bien como voy a transmitirle a mi hijo, cuando sea mayor y padre, la alegría de vivir, la felicidad que me da él y los misterios que se puede descubrir. Con un suspiro y con empatía deseo que a todas las personas, teniendo hijos o no, les caiga un rayo de consciencia y responsabilidad para la propia vida y que les ilumine. Y espero que sólo he sido testigo de un momento de debilidad y sobrecarga de una padre/ una madre que quiere a su(s) hijo(s) y por la tarde juega con él/ ella al escóndite, hace bizcochos y pintan un caballo volador.
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